viernes, 19 de abril de 2013

Marginación del cristianismo en pleno proceso de extensión del Islam.


Hola amigos/as, en esta entrada podremos ver una serie de normas que los cristianos debían aceptar para poder convivir con el día a día junto a los musulmanes.
  Todo comienza tras la gran oleada de conversiones al Islam que se produjo durante el califato de Abd al-Rahmán III, entre los años 929 y 960. El cristiano que quería hacerse mahometano debía firmar un acta-modelo, que debía ir escrita por el alfaquí y notario cordobés Ibn al-Attár, el acta-modelo decía:
 " El converso Fulan ibn Fulan, estando con salud y jurídicamente capaz, en pleno dominio de su inteligencia y razón, invoca la declaración de los testigos de este acta sobre que abandona la religión cristiana, que rechaza, y entra en la religión del Islam, que prefiere. Atestigua que no hay más Dios que Alá, el único, el que no tiene copartícipes; que Mahoma es su siervo, su enviado y el sello de sus apóstoles; que el mesías Jesús ibn María -que Alá bendiga y salve- es su enviado, su verbo y su aliento, y que mandó a María. Se ha purificado para [ recibir] el Islam y ha rezado. Reconoce las normas del Islam: ablución, oración, limosna legal, ayuno del mes de Ramadán, peregrinación a la Casa para todo aquel que pueda, conociendo sus límites y momentos. Se compromete a ello, abraza el Islam y se regocija por entrar en éste. Da gracias a Alá, quien se lo inspiró y le encaminó. Sabe que la religión a los ojos de Alá es el Islam, que abrogó todas las demás; que el Islam la supera a todas, sin ser superado por ninguna, y que Alá no acepta más que el Islam, no contentándose con ninguna otra. Se ha convertido de buen grado, tramquilamente, sin temor a nada, ni por aversión, ni por esperar recompensa alguna, en presencia de Fulan. Los que le conocen y se lo han oído, dan fe del testimonio del converso Fulan ibn Fulan, aducible en contra suya, sobre cuanto ha sido mencionado en este escrito, después de que ha reconocido haberlo comprendido en su totalidad y haberse obligado a cuanto contiene. Se hallan en el estado supra descrito y esta [acta] se establece con fecha".

  Simonet establece dos hechos, la caída de Bobastro en 928 y la de Toledo en 932, como punto de inflexión en el que la balanza se vuelca del lado del Islam. Dice que los muladíes dejan de tener "esperanzas de independencia" y se unen a los comquistadores, integrándose en la comunidad musulmana: "Cansados y destruidos con tantos esfuerzos heroicos, pero inútiles, aceptaron aquel yugo y abatimiento como el único remedio y salud para la situación miserable en que se encontraban. (...) Quédannos solamente los mozárabes { los hispani cristianos de dentro de al-Ándalus]. Análisis al que, para que fuese del todo acertado, únicamente deberíamos sustituirle la palabra "nacional", extemporánea, por el término "hispano", documentado. Desde luego no hay mejores calificativos que "cansados", "destruidos", "situación miserable", "yugo" y, a pesar de todo ello, "heroicos", para referirnos a los cada vez más escasos hispani de al-Ándalus que decidieron,      !todavía!, permanecer cristianos, fieles a la Iglesia. Simonet trae un amplio repertorio de documentos musulmanes de la época, que consagran la discriminación a la que deben ser sometidos los que tercamente insistan en seguir siendo cristianos;

                                           "Que paguen la ÿizya por sus propias manos y con ignominia"; "Los cristianos deben tratar a los musulmanes con honor y reverencia, levantándose cuando éstos se acercasen y cediéndoles los asientos cuando quisieran sentarse"; "Deben dejar a los musulmanes el mejor lugar en los caminos"; "Cuando estornudase un cristiano no debe decírsele Alá tenga piedad de ti´, sino ´Diríjate Alá por el mejor camino´o  ´Él te mejore"´; "Deben diferenciarse los cristiano de los musulmanes en sus vestidos, arreos y maneras, raparse sólo la parte anterior de la cabeza y partir el cabello de distinto modo, usar sin cambios la antigua forma y corte de sus trajes, sin poder emplear las prendas usadas por los musulmanes, ni el calzado con rosetas, ni mucho menos llevar vestiduras de lujo"; "Los cristianos deben llevar en la cabeza una calansua negra y larga, o bien una bernita (birrete) o tortur (bonete largo puntiagudo)"; "Al  entrar en los baños deben llevar al cuello un sello de plomo o cobre o una sonaja, para no confundirse ni aun allí {por estar desnudos] con los musulmanes"; "Por cinturón usarán un ceñidor de cuero, pelo o lana, llamado zonnar o custich, a diferencia del hizam que llevan los musulmanes"; "No deben los cristianos ceñir espadas ni otras armas, ni fabricarlas, ni tenerlas en sus casas"; "A los hombres y mujeres cristianos les está prohibido el empleo en su conversación del saludo usado por los musulmanes. ´al-salam al-´íkum´, ´la salud sea contigo"´; "Los cristianos no deben levantar sus casas sobre las de los musulmanes ni tener vistas sobre ellas, y si sus casas son de mayor altura que las nuestras deben demolerlas hasta que queden algo más bajas que las de los verdaderos creyentes, para ajustarse a las palabras del Profeta (Mahoma): ´El Islam predomina y nada se elevará sobre él"´; "Los cristianos no pueden tomar musulmanes a su servicio, ni por salario ni por recompensa"; "Si el esclavo de un dimmí (cristiano o judío) se hace musulmán, no debe permanecer ni un momento bajo dominio de su señor, sino conducido al mercado y ser vendido allí al mejor postor"; "No toméis por amigos ni a judíos ni a cristianos"; "No pidáis ni luz ni lumbre a los politeístas"; "Los cristianos no deben ser admitidos en el desempeño de cargos públicos, ni en oficios o destinos honrosos"; "Las iglesias cristianas no podrán poner la cruz sobre sus fachadas"; "Los cristianos no podrán salir en procesión con cruces, palmas, imágenes o cirios"; "En los entierros no deben levantar la voz para las preces"; "Los difuntos deben ser conducidos con el rostro tapado y sus cementerios deben estar bastante apartados de los musulmanes"; "Dentro de sus Iglesias no deben los cristianos alzar mucho la voz para sus cánticos, y en cuanto a las campanas, (...) su sonido repugna a los musulmanes"; "Las puertas de las iglesias deben estar francas y abiertas noche y día, para dar asilo y albergue a los transeúntes y viajeros musulmanes"; "Las iglesias pueden mantenerse, pero no repararse, ni edificarse nuevas iglesias, pues el Profeta dijo: ´No se edificará iglesia en país musulmán ni se renovarán las que se hayan arruinado´, y el califa ´Umar ordenó que fuese derribada toda iglesia cristiana que no fuese anterior al Islam"; "Si algún dimmí pecare con mujer musulmana o la tomare en casamiento, sea muerto por haber roto el pacto".

 Ante esta perspectiva no es extraño que la emigración o huida de los cristianos de al-Ándalus hacia el norte de Hispania continuase y aun se intensificase.


  Fuente: Historia medieval de la tierra de Málaga- Musulmanes y cristianos. Autor: Francisco Ortiz Lozano.
SALUDOS.
Rafael Domínguez Cedeño.

             


 

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