miércoles, 25 de abril de 2012

La crisis de 1929.

PERIÓDICO DEL 25 DE OCTUBRE DE 1929.
Hola amigos/as , en estos últimos años estamos viviendo una situación que no sabría yo si es comparativa con la del artículo que a continuación veremos , crisis que sin duda a todos/as de una u otra manera esta afectando , lo que si puedo decir es que la crisis de 1929 hasta la fecha de ahora está considerada como la más impresionante de todas, ya que se extendió a la mayor parte de los grandes países del mundo que desde hacía 150 años no se habían encontrado con dificultades tan graves.
 Comparativa o no con la de ahora  o incluso peor , creo que eso lo tendrían que analizar los expertos económicos.
  Volviendo a la que vamos a recordar empezaremos diciendo que tal crisis trajo la profunda miseria a decenas de millones de seres humanos y sus consecuencias fueron múltiples.
  También difiere de las precedentes por su naturaleza y su origen que es doble: fue a la vez una crisis de sobreproducción y una crisis de crédito.
 Una crisis de superproducción. El esquema de los orígenes de la crisis de 1920 se reprodujo aquí, ampliándose. En efecto, durante la guerra de 1914, países ya grandes productores, como los Estados Unidos o el Japón , aumentaron  su producción para satisfacer las necesidades de los beligerantes. Por otra parte, los países  " nuevos" o coloniales, débilmente industrializados, habituados a vender a Europa materias primas alimenticias o industriales y a comprar productos manufacturados, se vieron  obligados a crear industrias : por ejemplo se montaron fábricas de algodón o metalúrgicas en América latina, en las Indias, en algunos países del África o del Próximo Oriente.

  Este doble crecimiento de la producción, el de países nuevos ya industrializados y el de países nuevos industrializándose no se detuvo después de la guerra, mientras que las industrias de los países europeos paradas, desviadas o incluso aniquiladas por la guerra , se reconstruían y, a partir de 1925, comenzaron a producir tanto y algunas veces más que antes de 1914.
  Así, frente a necesidades moderadas, los recursos por el contrario habían progresado considerablemente. Pero las posibilidades de compra no habían sido, en modo alguno, desarrolladas por la guerra. Aquí residen todos los elementos de una crisis de superproducción.
 Pero la crisis es también una crisis de crédito y de bolsa. En efecto, para paliar las considerables necesidades en capitales aniquilados durante la guerra, se volvió a los hábitos de crédito seguidos en el siglo XIX durante un período de estabilidad monetaria y financiera. En muchos casos incluso se les desarrolló enormemente: se llegó así a prestar dinero en cualquier circunstancia, a veces sin garantías y, sobre todo, no siempre se midió el crédito con las posibilidades de la producción económica. El crédito es una creación de medios monetarios; pero en el siglo XIX, el crecimiento de los medios monetarios, cualesquiera que fuesen, estuvo siempre en relación con la actividad económica.

  Este exceso de crédito y este atascamiento de las empresas bursátiles frecuentemente artificiales eran particularmente intensos en los Estados Unidos. Los Estados Unidos se habían convertido en los banqueros del mundo , como disponían de sumas logradas por reembolso de las deudas de guerra, los bancos americanos prestaban sumas considerables a Europa: al burgomaestre de Colonia, Konrad Adenauer, incluso se le negó un préstamo de un millón de dólares, evidentemente demasiado pequeño para interesar al mercado americano. De 1921 a 1928, los Estados Unidos invirtieron así 8.500 millones de dólares en el extranjero y sus deudores continuaban pidiendo préstamos para pagar los intereses de los préstamos anteriores.
  En el mercado interior americano, el crédito ilimitado creó una fantástica madeja de deudas privadas; la deuda privada equivalía al 184% de la renta nacional. Se especulaba con los valores bursátiles que no cesaban de subir y se pedían todavía préstamos para comprar acciones. El presidente Hoover animaba este  frenesí.
 Súbitamente, el 19 de octubre de 1929, se produjo el crac de la Bolsa de Nueva York: un gran número de valores bursátiles que no correspondían a nada fueron puestos a la venta, a precios cada vez más bajos, por personas que nesecitaban a cualquier precio dinero líquido. Cinco millones de títulos fueron revendidos, la baja de los valores bursátiles continuó hasta 1932 ( la U. S. Steel  cayó lentamente de 200 dólares a 22).

 Por razones, unas de hecho y otras psicológicas, este hundimiento se extendió a gran parte de las empresas americanas: los particulares ya no podían pagar lo que habían comprado a crédito y ya no compraban nada. Las casas de comercio pidieron en vano a los bancos una nueva ayuda que éstos no pudieron evidentemente prestar simultáneamente a todo el mundo. Las fábricas tuvieron que parar, conservar inmensos stocks de los productos más diversos que no podían vender por falta de compradores y reservas de materias primas que no podían manufacturar. Así, despidieron una gran parte de su personal : en algunos meses, cerca de 12 millones de obreros estuvieron parados y el resto de la población activa trabajaba por salarios extremadamente bajos. Las compras cesaron, pues, en el comercio al detall.
  Esta crisis pasó de los Estados Unidos a Europa, donde se amplificó por las condiciones ya desfavorables de los distintos países: Alemania que disponía de muy pocos capitales propios, sólo vivía desde la guerra gracias a los sustanciales créditos concedidos por los Estados Unidos e Inglaterra y su moneda estaba en parte garantizada por una producción virtual : al cesar los créditos, paró la producción, el paro aumentó ( 5 millones y medio de parados en 1932), el consumo disminuyó y los medios financieros se restringieron todavía más ya que, aún más que en los otros países, la moneda dependía allí de la actividad económica. Las exportaciones de las que vivía Alemania cesaron. Los bancos alemanes, asediados por los ahorradores que reclamaban sus depósitos, fueron ayudados por bancos de Londres y París. Pero el Danatbank de Berlín quebró, así como el Kredit-Anstalt de Viena.

 La crisis alcanzó a Inglaterra cuando revalorizó la libra al mismo curso de antes de 1914: pero las condiciones económicas habían cambiado; vendía mucho menos y compraba más, sus salarios eran más elevados, y la guerra le hizo perder parte de sus capitales en el extranjero. Cuando estalló la crisis, cierto número de sus empresas cuyas ventas eran reducidas tenían ya parados: como en los Estados Unidos y Alemania, el paro será la principal forma de la miseria debida a esta crisis ( 1. 500. 500 parados en 1930, 2. 200. 000 en 1932).
 Francia, menos industrializada, que recurría escasamente al crédito, sufrió menos la crisis y fue la última alcanzada. El franco Poincaré era sólido e inspiraba confianza, la industria sólo vivía parcialmente de las exportaciones, las cuales bajaron en 1931-1932 en el mismo momento en que el franco se encontraba sobrevalorado con relación a la libra devaluada en septiembre de 1931. Las quiebras se multiplicaron en 1932: el B. N. C., la Compagnie Générale Transatlantique, Citroën, etc. El número de parados llegaba a 300,000  en 1932.
 Los grandes países fueron alcanzados en primer lugar, y los otros pasaron por dificultades análogas en su comercio exterior y en sus finanzas ligadas a la actividad de los productores importantes.

 Bueno , yo la veo muy parecida a la que vivimos, pero espero que no tardemos en salir de esta crisis lo que se tardó en 1929 , que fue ni más ni menos que  20 años, y algunos países tardaron aún mucho más.

 SALUDOS.
 Rafael Domínguez Cedeño.

2 comentarios:

  1. La crisis de 1929, entre otras consecuencias, vino a traer la ascensión del nazismo en Alemania y por consiguiente la IIª Guerra Mundial y quizás nuestra Guerra Civil tuviera algo que ver con esto...esperemos que la historia no se repita, pero la cosa se está poniendo muy muy fea.
    Ya veremos si no acabamos pegándonos tiros como en el 36

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  2. Esperemos que no,y se arregle todo prontito. Saludos.

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